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Después de la prueba, llega la bendición. El Señor había prometido a Abraham y Sara un hijo, y finalmente esa promesa se cumplió. A través de este hijo, se desplegará la redención de su descendencia, y de esta genealogía surgiría nuestro Salvador, Jesucristo.
En Genesis 22:8, Abraham responde con confianza a su hijo, quien pregunta por el cordero para el holocausto, afirmando: «Dios proveerá». En su corazón, Abraham sabía que Dios no le quitaría a su hijo, ya que le había prometido que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas en el cielo o como la arena en la orilla del mar.
Cuando Dios nos pone a prueba, no solo examina nuestro carácter, sino que también nos provee en el proceso. Incluso David, siendo rey, fue sometido a pruebas, pero entendió que Dios también estaba con Salomón y no lo perjudicó. Así es como Dios bendijo a Abraham por su fe y obediencia. Dios nos guía a través de procesos para llevarnos a un nivel superior.
Es crucial permitir que los frutos del Espíritu se manifiesten en nosotros durante las pruebas, ya que esto nos permite elevarnos en nuestra fe y carácter. Debemos comprender que Dios siempre debe estar en primer lugar, incluso antes que nuestros hijos o cualquier otra cosa en la vida.
Con gratitud y bendiciones,
Gustavo Zapete
Génesis 22:1-9
1 Pedro 1:6-7
Génesis 22:17-19
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