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Dios nos ha dado a los Padres una tarea muy importante, y es una tarea muy parecida a la de un arquitecto en la vida de nuestros hijos, recuerda que nosotros como Padres sembramos semillas en nuestros hijos que luego darán sus frutos.
- Nunca se deja de ser Padre.
Pablo le recordaba a su hijo Espiritual Timoteo el carácter de Cristo o el modelo de Jesús.
El Señor dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”, la mansedumbre tiene que ver con el fruto del Espíritu Santo y nos ayuda a manejar el temperamento que tenemos nosotros.
Los hijos nos ayudan a formarnos. El Señor tuvo paciencia y consideró un hijo a Pablo, quien fue perseguidor de los cristianos y esa es la misericordia de Dios.
A la mayoría de nosotros nos costó venir a los pies de Cristo. Dios tiene un plan maravilloso contigo y con tus hijos. El Señor espera el momento oportuno para hablarnos y poder impactar a nuestra descendencia.
Los hijos son vulnerables pero nosotros como padres ayudemos a nuestros hijos en su formación y debemos dedicarles tiempo.
- ¿Quién gobierna tu casa?
Mujeres y Hombres tenemos que ser responsables en nuestra casa, y esto hará que nuestros hijos tengan sujeción a la autoridad.
Nosotros debemos enseñarles a elegir bien y lo que es correcto hasta que llegue el momento de que seamos solos guías o consejeros de ellos.
Timoteo necesitaba ver los ejemplos de Pablo; así son nuestros hijos cuando nos ven trabajar en el Ministerio y en lo secular.
3) Dios confía en tí
Dios confía en ti y por eso te ha confiado a tus hijos, Dios los va a usar a cada uno con sus talentos y virtudes.
Nosotros debemos ser de motivación para nuestros hijos; ayudándolos a encontrar el propósito de Dios para sus vidas . Así como Timoteo necesitaba que Pablo fuera su ejemplo, nuestros hijos necesitan de nosotros.
Los ancianos o de mayor experiencia enseñen con amor a los más jóvenes si nos equivocamos, pero Dios nunca te va a dejar ni desamparar. Seamos fieles en modelar a nuestros hijos en el Espíritu de Cristo.
Atentamente, Pastor Guillermo Ayala
- Timoteo 3:1-7
- Timoteo 1:15-17
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