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La fe no hace acepción de personas. Es crucial poner nuestra fe en acción y participar activamente en la obra del Señor. Hebreos 12:1-2 nos recuerda que nuestra fe debe centrarse únicamente en Dios, quien nunca nos abandona. La fe, un regalo de Dios según Efesios 2:8-9, debe manifestarse en nuestras acciones diarias. Como advierte Santiago 2:14-26, la fe sin obras es muerta.
La fe en acción nos impulsa a amar y mostrar compasión a todos, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, como se muestra en Marcos 2:1-5, sin hacer distinción de personas, como nos recuerda Santiago 2:1-13. Aunque enfrentemos obstáculos, debemos perseverar con fe, confiando en la promesa de Dios, como se enfatiza en Hebreos 11:1, donde encontramos la definición misma de la fe: “Es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Nuestra fe no se basa en lo que percibimos con nuestros sentidos, sino en la promesa fiable de Dios y en su fidelidad eterna.
Necesitamos comprometernos activamente en llevar el Evangelio a otros, recordando que nuestra fe debe ser evidente en nuestras obras, según Santiago 2:17, 26. Nos anima a unir la oración con la acción, reconociendo que ambas son fundamentales en nuestra vida cristiana, como lo enfatizan las Escrituras.
Nuestra fe debe ser dinámica y activa, reflejándose en nuestro amor por los demás y en nuestras acciones cotidianas, confiando en Dios en todo momento.
Atentamente, Pastor Guillermo Ayala
- Santiago: 2:1-19
- Hebreos 12:1-2
- Marcos 2:1-5
- Hebreos: 1:11
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