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Versículo clave:
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega.
(Levítico 23:10)

Las primicias en la Biblia son una demostración de fe y obediencia. Representan los primeros frutos o lo mejor de nuestras cosechas, ingresos y esfuerzos, entregados como una ofrenda a Dios. Este acto simboliza que reconocemos que todo lo que tenemos proviene de Él.

1. Dios es digno de nuestras primicias

En Génesis 4:4-5, Abel ofreció lo mejor de su rebaño al Señor, mientras que Caín presentó una ofrenda común. Dios se agradó de Abel porque valoró a Dios por encima de todo. Las primicias reflejan el corazón del dador.

2. El principio de la santidad

“Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.”
(Éxodo 13:2)

Dios estableció que las primicias fueran santas y dedicadas a Él. Esto incluía los primeros nacidos, los frutos y lo más valioso del pueblo de Israel. Así también, cuando damos nuestras primicias hoy, consagramos nuestra vida y nuestras finanzas a Dios.

3. El espíritu de Mamón

Jesús enseñó que no se puede servir a Dios y a Mamón, que simboliza el amor al dinero (Mateo 6:24). Al dar nuestras primicias, demostramos que nuestro corazón no está atado al dinero, sino que confiamos plenamente en el Señor como nuestro proveedor.

Acción: Examina tu relación con el dinero. ¿Confías más en tus recursos o en Dios?

4. Bicurím: Gratitud y fidelidad

La palabra hebrea bicurím se refiere a las primicias como un acto de agradecimiento a Dios. Éxodo 23:19 ordena llevar lo mejor de los primeros frutos a la casa del Señor. Este principio nos enseña a recordar siempre quién es el dueño de todo.

Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos.
(Proverbios 3:9)

5. Preparándonos para ser buenos administradores

Ezequiel 44:30 nos recuerda que las primicias traen bendición. Sin embargo, debemos acompañarlas con una vida de buen manejo de lo que Dios nos da. Esto implica:

• Tener un plan de acción para nuestras finanzas.
• Administrar los recursos sabiamente.
• Ser generosos con Dios y con los demás.

Dios nos llama a ser fieles con nuestras primicias y a reconocer Su soberanía en nuestras vidas. Al dar lo mejor, no solo honramos a Dios, sino que también recibimos Su bendición.

Atentamente Pastor Guillemo Ayala