Si Dios es bueno, ¿por qué sufro?

por Jul 22, 2024

Tiempo de lectura 3 minutos

1. El sufrimiento no siempre es producto del pecado o de las malas acciones

En el evangelio de Juan, Jesús nos muestra que el sufrimiento no siempre es una consecuencia directa de nuestras acciones o pecados.

Juan 9:1-3  Al pasar, Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Ni él pecó, ni sus padres’ —respondió Jesús—. Esto sucedió para que el poder de Dios se manifieste en él.

Jesús aclara que el sufrimiento del hombre no era resultado de un pecado específico, sino una oportunidad para que el poder de Dios se manifestara.

Este pasaje nos recuerda que no debemos apresurarnos a juzgar o atribuir la causa del sufrimiento a pecados personales. A menudo, el dolor y la adversidad son parte de un plan divino más grande que no podemos ver en su totalidad.

 En el libro de Job, vemos a un hombre justo que sufrió enormemente no por sus pecados, sino como parte de un plan mayor que no comprendía en el momento.

Job 1:1  En el país de Uz había un hombre llamado Job. Era un hombre recto e intachable, que temía a Dios y vivía apartado del mal.

Job 1:20-22  Al llegar a este punto, Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza y luego, postrándose en tierra, adoró. Entonces dijo: ‘Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!’ A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios.

A través de su sufrimiento, Job demostró una fe y confianza profundas en Dios, a pesar de no entender el motivo de su dolor. Su historia nos enseña que la fe auténtica no se basa en la ausencia de sufrimiento, sino en la confianza en Dios, incluso en medio de las pruebas más difíciles.

2. Dios ofrece esperanza en medio del dolor o sufrimiento

Dios no nos deja solos en nuestro sufrimiento. Nos ofrece consuelo y esperanza, como se refleja en varios pasajes de las Escrituras.

Salmo 118:5-6  Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad. El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?

Este versículo nos recuerda que, en medio de nuestra angustia, podemos clamar a Dios y Él nos dará libertad y valentía. Nos asegura que Dios escucha nuestras súplicas y responde con su presencia reconfortante.

Salmo 23:4  Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.

El Salmo 23 es un recordatorio constante de la presencia de Dios con nosotros en los momentos más oscuros. Su vara y su cayado representan su protección y guía, dándonos aliento y seguridad incluso en los valles más profundos de la vida.

1 Pedro 5:7-10   Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. Sean sobrios y manténganse vigilantes. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos. Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.

Pedro nos asegura que Dios se preocupa por nosotros y que, después de un tiempo de sufrimiento, Él mismo nos restaurará y fortalecerá. Este pasaje nos anima a mantenernos firmes en la fe y a confiar en el cuidado y la restauración de Dios, quien nos llama a su gloria eterna.

El sufrimiento es una realidad inevitable en la vida humana, pero no estamos solos en nuestro dolor. Dios nos promete su presencia y su consuelo. Al enfrentar el sufrimiento, es importante recordar que no siempre es un castigo o consecuencia de nuestras acciones, sino que puede ser una parte del plan de Dios para nuestra vida, para fortalecernos y demostrarnos su poder y amor.

El sufrimiento y el dolor son parte de la experiencia humana, pero no tienen la última palabra. Dios es bueno, y en Su bondad, Él nos ofrece consuelo, fortaleza y esperanza en medio de nuestras pruebas. Al buscar su presencia y confiar en su plan, encontramos paz y propósito incluso en las circunstancias más difíciles.

Salmo 34:19 Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas.

Proverbios 18:21 En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.

Mateo 22:36-39 Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.

     Atentamente, Axel leal

Versículos bíblicos:

Juan 9:1-3, Juan 16:33

Genesis 50:20, Genesis 50:6

Salmo 34:19

Job 22, Job 1

Mateo 22:36-39

Proverbio 18:21

1Pedro 5:7-10

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