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La sabiduría divina tiene un profundo impacto en nuestra manera de hablar y actuar, tal como Santiago nos enseña en su epístola. Él compara la lengua con un freno en un caballo o un timón en un barco, ilustrando su enorme poder. Nuestra lengua puede traer tanto vida como muerte, por lo que es crucial mantenerla bajo control.

Filipenses 4:8 nos exhorta a concentrarnos en pensamientos positivos y constructivos. Nuestros pensamientos moldean nuestras palabras y acciones, por lo que debemos enfocarnos en lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable y digno de elogio.

En Números 13, vemos cómo los informes negativos pueden obstaculizar nuestro progreso. Aunque enfrentemos desafíos, como los espías que vieron gigantes en la tierra prometida, debemos confiar en Dios y en Su poder para superar cualquier obstáculo.

La murmuración y la crítica destructiva no son bien recibidas por Dios y tienen consecuencias negativas. Por otro lado, la Biblia nos enseña a controlar nuestra lengua y hablar con sabiduría y gracia.

Romanos 8:8-9 nos recuerda que aquellos que están dominados por la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios, pero aquellos que son guiados por el Espíritu Santo tienen una nueva naturaleza. El fruto del Espíritu Santo, como se describe en Gálatas 5:22-26, se manifiesta en nuestras vidas cuando permitimos que el Espíritu de Dios nos moldee.

Permitir que la sabiduría de Dios moldee nuestra forma de hablar implica enfocarnos en pensamientos y palabras positivas, confiar en Dios ante los desafíos, evitar la murmuración y permitir que el Espíritu Santo produzca fruto en nuestras vidas.

Atentamente, Pastor Guillermo Ayala

Versículos Bíblicos:

– Santiago 3:1-13, Santiago 4:11

– Filipenses 4:8

– Números 13:17

– Romanos 8:8-10

– Gálatas 5:22-26